Si trasladamos este concepto al mundo artístico podemos definirlo de una manera más formal como un género de arte contemporáneo que comenzó a tomar un fuerte impulso a partir de los años sesenta.
En otras palabras, podríamos decir que la instalación es una obra de arte en la que el espectador tiene un papel esencial y cobra importancia el espacio.
Por lo tanto, una instalación no es una obra completa hasta que el espectador toma parte de ella.
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